miércoles, 6 de junio de 2012

Con los nervios a flor de piel

Y es que no es para menos: tocan pruebas. Y no es por las pruebas en sí, sino por los resultados. Cualquiera que tenga una relación directa con esta enfermedad sabe de qué hablo.


No son los nervios clásicos de los exámenes, ni las cosquillas en el estómago de los enamorados, ni el miedo a lo desconocido cuando se va camino del paritorio, que no. Son NERVIOS a secas pero con mayúsculas. Que te hacen pasar los quince días anteriores metida en el baño con una descomposición del cuerpo también en mayúsculas. Nervios que después, aun conociendo los resultados y siendo estos favorables, tardan otra semana en irse.


Pues ya han aparecido y aun no sé el día de las pruebas y menos el de los resultados. Solo que antes de el 22 tiene que estar todo. Esta mañana me hice un test de embarazo (negativo) porque llevo desde este fin de semana vomitando como si me fuera la vida en ello.


Sí, puede que sea una histérica, pero una histérica forzosa y temporal, que esto también se pasará. Además lo disimulo muy bien, de hecho siempre digo que esta enfermedad trae consigo un cursillo acelerado, inmediato y gratuito de interpretación.


Lo primero en que se fijó nuestra hija cuando empezó todo fue en nuestra actitud. Por lo que hubo que poner cara de “La casa de la pradera”. Pero no solo ella, sino toda la gente que nos rodea. Nos preguntaban qué pasaba y era como responder algo parecido a “nada, tiene cáncer pero tranquilos que esto se cura”. Teníamos que dar ánimos a los demás.


Y es verdad, que el cáncer se cura. Pero también es verdad que no todos salen adelante.

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