martes, 14 de agosto de 2012

Pasan los días

Llevo más de un mes sin escribir. Y es que han pasado tantas cosas que no sé ni por donde empezar.

En Julio nos fuimos de vacaciones. Después de cuadrar días de quimioterapia con el trabajo de mi marido y el mío, conseguimos una semana en Tenerife. Lo pasamos genial, aunque tuvimos un sustillo cuando mi princesa se llenó de ronchones por todo el cuerpo y tuve que llevarla al hospital (elegimos Tenerife porque, además de asegurarte el buen tiempo, tienen oncología pediátrica en el Hospital Universitario de Canarias, en San Cristóbal de la Laguna). "Esto es fruto del cloro de la piscina, de la salitre, el calor y los litros de crema solar que seguramente le habrá echado" palabras del oncólogo. Siempre pasa algo, sí o sí, supongo que te acabas haciendo a ello. Para mí fueron unos días estupendos. A pesar también de las náuseas y vómitos. Y es que Nº3 viene en camino.

Y viene dando guerra. De momento tengo que guardar reposo. Eso de "éramos pocos y parió la abuela".

Lo positivo de esto es que unos días en casa de la abuela, en el pueblo, saben a gloria.

Ahora mi princesa tiene conjuntivitis. El otro día se despertó con los ojos de escándalo, pero ya están mejor.

Dentro de un mes exacto, terminamos la fase de mantenimiento. Pasado mañana hará un año y medio desde que empezamos. Agotador y muy largo. No sé dónde he leido que para los luchadores un día nefasto se supera y uno bueno resulta excepcional. Yo me conformo con que vayan pasando sin más.