viernes, 21 de diciembre de 2012

No es lo que parece

Como comenté en la anterior entrada, no es todo lo que parece ser en un principio (y a Dios gracias).

Hace casi un año, a principios de Enero, a mi princesa le tocó evaluación. Hicimos la reso, el T.A.C. y nos fuimos unos días a Disneyland París. Yo me fui con la cosilla de que el oncólogo no nos había dicho aun nada del T.A.C. (los resultados de la reso tardan algún día más). En cierto modo era un presentimiento de estos de brujilla que toda madre llevamos dentro. A la vuelta, el médico me dijo (porque para más inri fui yo sola) que se habían observado unas manchas en los pulmones que no parecían ser tumorales pero que tampoco se descartaba.

Se decidió poner un tratamiento para la otra cosa que se pensaba pudiera ser. Tipo "House", si hace efecto esto adelantamos el diagnóstico. Y se repitió el T.A.C. a los quince días. Algunas manchas habían desaparecido. Otras, sin embargo, habían crecido.

Se pidió un P.E.T. para mediados de Febrero. Esta es una prueba como el T.A.C. solo que el contraste se fija en las células tumorales haciendo que resalten en la tomografía.

Mientras, celebrábamos por todo lo alto el 2º cumpleaños de mi bruji, el 5º cumpleaños de mi princesa y, en el hospital, el 33º mío.

Dos noches antes, acosté a mi princesa y al rato noté que jadeaba. La espabilé un poco por si fuera una pesadilla pero no, respiraba mal porque no llegaba suficiente oxígeno a sus pulmones. Cogí la maleta (esa que los "onco-papás" siempre tenemos preparada en el altillo para salir corriendo en cuanto hace falta) y nos fuimos al hospital. De ahí nos trasladaron a Madrid, ya con oxígeno. Fue uno de los peores momentos de mi vida. Sabiendo que en el T.A.C. aparecían manchas en los pulmones y, de repente, mi princesa no podía respirar.

Fue un episodio de bronquitis. Unos días en el hospital y como nueva.

Aun faltaba por hacer el P.E.T. en Febrero. Llegó el día y, como lo tuvieron que hacer en otro hospital distinto al suyo, me dieron los resultados en mano. Ya me advirtió el oncólogo que no lo abriera, que podía malinterpretarlo, que eso es mejor que lo vea alguien que sepa. ¿Qué hubierais hecho? pues lo mismo que yo. Según llegué a casa lo abrí y lo miré detenidamente. No había nada escrito, solo las fotos. Mi marido me preguntó qué veía. Nada. No entendía lo que veía, el oncólogo tenía razón. Como quedaban días para la siguiente consulta, dejé por la mañana a las niñas en el cole y me marché directamente a Madrid.

Nada más llegar al hospital me encontré en el pasillo con el oncólogo, quien se asustó al verme allí (por si había ido otra vez de urgencias). Le dije que no y le entregué el sobre pensando en que lo vería más tarde y quizás me llamaría por teléfono para decirme algo pero no, lo abrió allí mismo y me dijo -no se ve nada, ha desaparecido todo. Está perfecto.

Cuando llegó el día de la consulta me comentó que esto confirmaba la hipótesis del radioterapeuta. Que las lesiones eran como quemaduras en los pulmones por la radioterapia, que suelen darse después de unos meses finalizada ésta y que era muy raro que se diera en niños, pero él ya había visto algún caso.

Fue un mes y medio, desde que vimos las manchas hasta saber de qué eran, de martirio constante, pero gracias a Dios, no fue lo que pudo ser.

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